martes, 13 de julio de 2010

Aspartame II

Recibí hace unos días una presentación realizada en Microsoft PowerPoint, en donde se mencionan supuestos peligros en el consumo del aspartame, como endulzante en diferentes alimentos y bebidas. La mayor parte de la historia se basa en un familiar de la persona que escribe (y no hay cómo saber la veracidad de esta historia, para partir), la cual ve deteriorarse su salud en el tiempo, pasando por diversos síntomas físicos y mentales. Acudiendo a varios doctores, sin conseguir una respuesta definitiva, asume el fin de su vida. En un último viaje, deja de consumir bebidas gaseosas, y poco a poco van despareciendo sus síntomas, hasta lograr una recuperación total. Luego, la presentación se aboca a mencionar una serie de afirmaciones sobre el aspartame y sus peligros, con imágenes sugerentes, y música de la ópera Carmen, que termina de componer la atmósfera de tragedia y urgencia en el tema.

La historia en sí no es comprobable, y aunque varias veces hace alusión a que “muchos pasan por lo mismo”, ninguna de ellas es verificable tampoco. La constante repetición termina dejando la sensación en el observador que esto es algo que realmente ocurre, sin haber ofrecido ninguna prueba al respecto. Por otro lado, asumiendo que lo ocurrido a la persona es cierto, tampoco ofrece una explicación entre la posible conexión de su padecimiento, y el consumo de aspartame. Sólo se menciona que simplemente dejo de consumir bebidas gaseosas con este compuesto, a insistencia del que escribe, y se recuperó. Esto no es una explicación de lo ocurrido: es asumir que porque se hizo algo, y luego hubo un efecto, fue la primera acción la responsable. Muchas veces esta concepción es errónea, y es la razón por la cual se deben hacer pruebas experimentales para comprobar el hecho.

La razón por la cual al autor le dice a su familiar que deje de consumir bebidas gaseosas, es debido a un correo recibido sobre el aspartame. Originalmente, éste correo se originó en el año 1998, como una cadena, llamando la atención sobre lo que escribía, y pidiendo que se difunda entre los contactos. El tenor de la carta es el mismo que muestra la presentación: alarmista, con muchos errores de concepto, demostrando una pobre comprensión de los problemas a los que alude, y terminando con un ataque a las supuestas conspiraciones realizadas por la industria farmacéutica, las cuales, por ser un tema popularmente aceptado entre las personas, el autor no necesita demostrar lo que afirma para convencer al lector, y ante los ojos de éste último, esto también le confiere validez al documento, aunque totalmente indebida.

Una presentación de este correo en su forma original puede ser encontrado en Urban Legends: Aspartame Warning. (Contenido en inglés).

Se presentan luego una serie de afirmaciones basadas en este correo, muchas de las cuales están mal traducidas, utilizadas fuera del contexto original, con errores en la percepción de la idea principal, mencionadas en forma vaga e irregular, o en una combinación de estos problemas. Tal como en el correo original, se basan en una pobre comprensión sobre los problemas que se hablan, falta de búsqueda de información en lugares pertinentes (como los sitios de la FDA, Food and Drug Administration; EPA, Environmental Protection Agency, de los cuales se hacen referencia en las afirmaciones, pero no se comprueban in-situ), asociaciones exóticas entre efectos y su causa, sin ningún tipo de estudio, o profundización en el tema; y por sobre todo, una enorme cantidad alusiones, dichos, hechos completamente falsos, pero presentados de tal manera que uno no puede dejar de pensar en un posible intento de embaucar al lector atemorizándolo con lo que se presenta, escribe y escucha.

Y esto es la otra parte de la presentación: imágenes y música. La utilización de imágenes altamente sugerentes que muestran, según el caso, sentimientos de desesperación, urgencia y miedo cuando se trata de poner énfasis en los problemas del aspartame, y de felicidad y liberación cuando se refiere a lo contrario. La música, que se repite sin cesar, aumenta la estimulación y la percepción de que se trata de algo sumamente crítico para la vida.

La sugestión creada en el lector lo hace más fácil de aceptar las afirmaciones dadas sin mucho cuestionamiento, pues se crea la atmósfera para ellos, un pequeño mundo donde resulta creíble lo escrito. Frases pequeñas, letras grandes, exclamaciones, utilización de mensajes de apremio, hacen de todo una lectura que lleva a hacerla rápida, sin permitir tiempo para la meditación del contenido.

El texto alude a los temores naturales de toda persona, que se ven revividos con cada problema en los productos manufacturados por el hombre, ya sea un alimento, un medicamento, una máquina, una tecnología. Se debe resistir este paso, y enfrentar críticamente la información que se plantea, pues el caer en este tipo de cosas y propagarla sólo aumenta el caos en la información que se tiene, llevando a ideas erradas, y acciones tomadas por desinformación. Es nuestra responsabilidad mantener acotadas las voces alarmistas sin fundamento, y aportar a la buena estructuración de la sociedad humana en que vivimos.

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