jueves, 10 de marzo de 2011

Algo sobre las Vacunas

Mientras caminaba por Valparaíso, el titular de un diario captó poderosamente mi atención, y luego de revisar más cercanamente de qué se trataba, decidí llevarlo para una lectura más amplia.

El titular en cuestión es "Las vacunas son peligrosas, y nunca debería ser inyectadas en nadie por ninguna razón", de la publicación mensual "El Guardián de la Salud", en su edición de Marzo 2011, Nº83.

Son realmente palabras poco afortunadas, no sólo porque (y de forma más importante) sea una aseveración completamente falsa, sino por la baja en el porcentaje de vacunación infantil que se experimenta año tras año. Este tipo de afirmaciones son completamente sensacionalistas, aprovechándose del temor natural que las personas sienten cuando alguien grita fuego.

Luego de leer el artículo, publicado en la página 5, existen una serie de puntos que me gustaría tocar:

1. Existe un apartado al comienzo que dice "Traducción por Andrea Santander". Esto implica la obtención del texto, en otro idioma, en otro lugar, realizado por otra persona. Uno podría asumir que el texto original es de la Dra. Suzanne Humphries, siendo la redacción en primera persona del texto el principal indicador, pero eso no se indica en ninguna parte del artículo. De hecho, no se indica siquiera la fuente original o cualquier mención de ella. Esto nos hace dudar de la revisión que se le habrá hecho al artículo antes de imprimirlo: ¿se habrán estudiado los dichos al interior de este?, ¿comprobado su veracidad?, ¿realizado algún tipo de revisión a nivel técnico, de fuentes, editorial, etc?. Así como se presenta, sólo se ve un artículo traducido e impreso sin haber sido mirado dos veces, lo que va en detrimento a la credibilidad del mismo.

2. De las tres columnas escritas (sumando la tercera al espacio al final de la cuarta), en casi la totalidad de las dos primeras la Dra. Humphries se dedica a establecer su personalidad, lo que ha hecho y a lo que se ha enfrentado. Todo esto es totalmente gratuito: las características de la persona, sean buenas o sean malas, no influyen en lo más mínimo sobre las afirmaciones que se hacen. Sólo la presentación de resultados debidamente obtenidos bajo condiciones experimentales controladas, evidencias y argumentos teóricos basados en conocimientos científicos plenamente establecidos, sirven a la hora de discutir la validez de cierta posición. El hecho que la persona sea simpática, haya sufrido en su vida, o se comporte como un engreído no afecta en lo más mínimo la revisión de lo que esa persona asevera: a la hora de evaluar sus dichos, debemos basarnos en hechos, no en personalidades.

3. Luego indica 6 puntos sobre las vacunas. Y digo indica, porque en ninguna parte explica el porqué realiza esas aseveraciones: ella no provee fuentes, referencias o algo que respalde su afirmaciones. Como expliqué en el punto anterior, las características personales del que las realiza no influyen en absoluto en la validez de los dichos. Pero si no se explican las razones de por qué se afirma lo que se afirma, entonces no nos queda más que desecharlos completamente. O realizar un acto de fe y creerle a la persona por la simple razón de que ella lo dice. Pero bajo esta premisa se puede creer hasta que los elefantes vuelan, sólo porque alguien lo afirma.

4. Por último, se invita a los lectores, en especial profesionales de la salud a buscar "(...) dentro del tópico de las vacunas con una mente abierta (...)". Este llamado es más bien a leer literatura que describe en su mayoría lo malo que resultan las vacunas para las personas, muchas veces sin ningún tipo de base científica real, o sin la debida presentación de pruebas obtenidas mediante experimentos controlados. Y esto, porque "(...) el proceso de revisión por profesionales colegas ha censurado la duda inteligente sobre la seguridad de las vacunas (...)". En otras palabras, según la autora, no se puede confiar en la información existente y transmitida por investigadores y médicos de diferentes áreas del conocimiento y de distintas partes del mundo. Este llamado sólo consigue que la persona obtenga una visión muy sesgada del problema, en especial si no posee conocimientos en el tema.

En conclusión:

No podemos saber de todo, y cuando nos topamos con dudas, en especial referentes a nuestra salud y la de nuestros seres queridos, debemos remitirnos a expertos en la materia: médicos profesionales debidamente calificados e investigadores de áreas pertinentes, como biólogos, microbiólogos, etc. Ellos podrán explicarnos el porqué de la ocurrencia de las enfermedades, qué son las vacunas y cómo funcionan, señalando la base sobre la que se sustentan, comprobada innumerables veces a través del tiempo, desde la época de Edward Jenner.

Es responsabilidad de cada uno de nosotros informarnos debidamente cada vez que surgen este tipo de avisos. Y con debidamente me refiero a recurrir a las personas especializadas en el tema, y ejecutar nuestra propia capacidad de pensar y discernir, de racionalizar las pruebas y evidencias que se nos presentan, las explicaciones dadas y los argumentos hechos.